^Igual^

Que yo diga que los humanos son poco interesantes, es desde el vamos, un acto de desacato con mis convicciones, una mirada fija, bajando la cabeza y frunciendo el entrecejo, una vómica de contradicción y desfachatez, o a media luz, como música ambiental, o como olor a blockbuster, un intento de independencia.
Hay miles de maneras de depender de otros. La mía es desde el interés, el hiperfoco, la atención profunda y poco sostenida, hasta la reflexión interminable, chiclosa, y aburrida para el resto.
Quiero comer algo que me provoque algo semejante. Hace un tiempo pensé que eran las ostras. Después me imagine que era el sushi. Un arroz vasco-french no tenia gusto a nada. Salmón chileno en un pan de campo fresco con philadelphia cream cheese volvió a la heladera.
Mirando nuevos lugares para vivir, ya me dejo de interesar el baño, o si la cocina es de Piero Lisoni, si la pava es de Alessi, si la lampara es danesa o si la puerta es blindada.
Si los zapatos son miu miu, o las remeras son de Urbans, si la campera es Armani o el boxer es RL. Cero.
Si hablan Wiessel, Kandel, Eco, Ignaro, Gates o Castro. Cabecearé toda la charla.

Primero voy a disfrutar de cada paso. De mi manera de caminar. De mi distonía podálica. De mis entradas. De mis salidas.
De vos.
Si te encuentro, por que te estoy esperando y no llegas.