martes, diciembre 13, 2005

Alumnado, motivo y pereza

Ser docente tiene una dualidad interesante. Por un lado la autoridad, por el otro compartir y discutir pasiones. En el tema autoridad, derroquemos al déspota. Y nada mejor que ser un docente buena onda para sentirse un guerrillero antisistema. Para disfrutar de hablar de los temas en cuestión, hay que tener miedo de que no se convierta en un péndulo acelerando que termine en un orgasmo intelectual con los ojos cerrados. No olvidarse de los protagonistas: Alumnos.
Aristas de autoridad a veces se acercan por lugares non sanctos. Pero por ser tema de autoridad lo vuelve a prueba de Viagra. Descomposición tema: Alumnas.

Un punto es que mis alumnas tienen mi edad o pocos años menos.
La conquista desde la figura de autoridad a priori siempre me pareció vacía. Inclusive el ?just one more fight about your leadership? me aburre, y me refiero a la autoridad a posteriori. A ellas no parece importarles, y cuanto menos interesado uno se muestre, más motivos para acercarse encuentran, será por la figura de autoridad inalcanzable y prohibida.
Todo es para contar los ejemplos.
En una cursada nueva, mis compañeros dieron clase antes que yo. Los tres mencionaron a una alumna agraciada, sentada en primera fila, atenta y con dos cabezas de enano en el pecho. Aprendieron el nombre. Doy mi primera clase, y efectivamente la chica te miraba fijo, y era linda. Sonreí pensando en mis amigos al empezar la clase. Me olvide de la chica hasta que terminó la clase y se acercó a preguntarme algo sola, quedábamos nosotros dos, yo guardando la Laptop. Me preguntó algo, no se lo supe contestar con precisión, pero le dije que se lo podía buscar. Me dio su número para que la llame cuando tuviera una respuesta. Que burdo. Nadie la llamo con una respuesta.
Otra cursada. Uno después de un tiempo ya sabe cual es la mujer que cree que tu físico importa pero el de ella no. Esa que cree que te vas a enamorar de su inteligencia, y sólo de su inteligencia. Ya esta, ya cumplí 18, por que en mi adolescencia mientras todos miraban y querrían solo culos, yo buscaba la frase conmovedora. The ugly alumni, muy target de copada conmigo, que se ve a la legua, me seguía en el subte, vivía cerca de casa y me hablaba en las paradas de colectivo. Tanto que empecé a ir a clase antes de tiempo.
Gracioso ver como una te tira el número, como si fuera más cool, y la otra te persigue, misma cara de la misma moneda. La del prócer.
Después esta la que te ve herido por fluidos etílicos y quiere pasar por la rendija. En Niceto, se acercó, con un vos me diste clase, terminó pidiendo clases de otra materia a centímetros cuando yo no entendía mucho. Igual lo suficiente para que no encienda ni un fósforo de cera.
Pero en el podio siempre hay una que es dedicada, interesada, que siente las cosas como uno y sigue cruzándose con nosotros en el ámbito académico. Esa es M.
Esa es un diez, y espero tenerla de compañera pronto.

Se acabo la tinta pero no las historias.

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