domingo, enero 22, 2006

Spining

Me escapaba por algún motivo burdo. Agarraba ese encendedor grande metálico, con ese botón negro que cuando lo apretabas hacia un sonido seco y perturbador. Corría desde el living al lavadero. No había Moros buchones, me acercaba al secaropas agarraba una toalla y me metía con el encendedor y la toalla adentro. Tocaba levemente la traba de la puerta, y empezaba a dar vueltas. Una suerte de trabajo práctico titulado el mundo puede ser peor, podes estar adentro de un secaropas.
Ya no quepo más en ningún electrodoméstico. Sin embargo hace rato que puedo sentir las vueltas del planeta, parecen mil al día, no una sola. Estoy corriendo en formula 1 borracho.
Ahora hay que encontrar el lugar donde las cosas dejan de dar vueltas. A veces lo encuentro, pero la diferencia con el secaropas es que antes daba una vuelta o dos y paraba y ahora por un segundo no doy vueltas. Entonces queda una sensación cinetósica que me hace ver ese Estado de Gracia eneemedeaizado. Piel erizada, cansado, irritable e intolerante. Un estado de postguardia crónico con nitros de incertidumbre y malas compañías. De ese mix explosivo, siempre pueden aparecer heridos, a los que no solo se les pide disculpas, se hace victimología sino que se los recompensará pronto cuando el huracán Katrina pase.

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