viernes, abril 13, 2007

Antitranspirante

El sol la temperatura y la ventisca otoñal en Buenos Aires se combinan en tres dimensiones para formar un holograma de felicidad que no quiero descubrir como una felicidad de morondanga, como una felicidad sustentada en alucinógenos naturales.

Disfrutemos las mentiras que nos permiten los sentidos mientras duran. En esos estados de ánimo uno pasa de líquido a gaseoso, de nado a vuelo. Suavemente llego a tener seguridades, creo que se puede ser feliz, y si en el post previo me quejaba de los ciclos, vivan las 4 estaciones y viva Vivaldi.

Ya se que suena a drogadicción o un episodio maníaco. No importa como suena.

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