martes, junio 14, 2005

Otredad

A quien corresponda

El planteo existe inerte en mi cabeza. El intelectualoso metamensaje, y todas sus variantes vive en un calabozo mío, pero el escape de alcatraz no es imposible.
Se suele preguntar a quien se le escribe. Más aun, se pone énfasis en la publicación masiva. ?Si escribo para mi mismo, entonces lo guardo en un cajón.? Dicen algunos.

Acá es la búsqueda del interlocutor. Ese que a veces no contesta o el que deja mesajes movilizantes o simples chascarrillos. A veces soy yo, a veces es otro conocido o por conocer, y a veces, la mayoría, es otro tácito.
Después la pregunta es si la existencia del otro condiciona mi escritura. Y la respuesta es obvia. La respuesta es ni. Si, por un lado desde lo motivante, desde el seno, desde la génesis inconsciente. No: nada de arreglos posteriores para que alguien lo asimile mejor. Ni para que mis textos sean mas usables, mas user friendly para terminar en windows included.

Tanto tiempo de silencio tuvo sus matices. Todos los silencios productivos de esta pocilga son diferentes. El último fue como un mega mix de mutismos. Parte por demostrar la no obligación. Parte desde el pensamiento del mensaje y la estética de la ausencia, y parte simple cuelgue y falta de tiempo.

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